Un caluroso día una mujer condujo su coche hasta el aparcamiento de un supermercado y vio que la señora del coche de al lado estaba inclinada sobre el volante muy rígida, con una mano en la parte de atrás de la cabeza. Esto la inquietó, pero aún así decidió irse a hacer la compra. Cuando volvió al coche con sus compras, la otra mujer seguía en la misma posición: con la mano en la nuca e inclinada sobre el volante.
Entonces la primera mujer dio unos golpecitos en la ventanilla y le preguntó a la otra si necesitaba ayuda.
-Por favor, llame a urgencias- dijo la mujer sin aliento-¡Me han disparado y noto cómo se me esta saliendo el cerebro!
La primera mujer vio una sustancia gris y viscosa que se salía entre los dedos de la otra mujer, de modo que fue corriendo al supermercado, llamó para pedir ayuda.
cuando llegaron los médicos de urgencias vieron lo que sucedia exactamente. Un bote de pasta precocinada para galletas que estaba encima de las bolsas de la compra había explotado por el calor. La tapa de metal había golpeado a la mujer en la cabeza y la primera galleta había salido disparada y se le había pegado en la nuca.
El recibo de la compra demostró que se había pasado hora y media sentada en el coche sin que nadie le prestara ayuda.
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